sábado, 10 de noviembre de 2007

La administración Bush también rehusó firmar la declaración de derechos de los niños de las Naciones Unidas, a menos que elimine servicios de salud se

La administración Bush también rehusó firmar la declaración de derechos de los niños de las Naciones Unidas, a menos que elimine servicios de salud sexual como proveer educación sexual a los adolescente donde los derechos de contracepción o reproductivos sean discutidos. En el frente doméstico, Bush ha pasado legislación para detener el aborto "de tiempo tardío", trató pasar leyes para detener la distribución de la píldora del día después, y eliminar apoyo financiero para caridad internacional que apoye el aborto. Tales medidas no sólo cuestionan el tema de la tradicional separación entre la Iglesia y el Estado, cortan también servicios públicos y dan legitimidad por parte del Estado a organizaciones religiosas que dan prioridad a la conversión religiosa sobre las técnicas científicas modernas. Así, Winnifred Sullivan, de la Universidad de Chicago Divinity School, apuntó, los defensores conservadores evangélicos de iniciativas de fe "quieren que fondos del gobierno sean para la clase de iglesias que consideran la conversión como parte de su rehabilitación" Es una crítica para los estándares de servicios profesionales seculares sociales."[12]

Desafortunadamente, el fervor religioso de Bush aparece embebido con el Dios del Antiguo Testamento, el Dios que cree en el ojo por ojo, el Dios de la venganza y la retribución. Entonces aparece indiferente ante las contradicciones entre su clamor por la piedad religiosa y su consentimiento como gobernador de Texas para ejecutar más prisioneros (152) que cualquier otro gobernador en la historia de los Estados Unidos. "

[13] Ni ve la contradicción entre el sostener la palabra de Dios e imponer la democracia en la cuantiosa población Musulmana de Irak a través de la ley de la fuerza y el fúsil. Mientras Bush y sus cohortes religiosos claman estar trabajando en grandes actos de caridad, parece que los pobres están siendo castigados y la única caridad que se puede disponible es el empujón dado por los ricos. Por ejemplo, mientras los fondos están siendo distribuidos para iniciativas basadas en la fe, el congreso no sólo pasó leyes que eliminaron un impuesto que daba crédito para los niños y que hubiera beneficiado a más de 2 millones de niños, acordó también un recorte de impuestos de $350 billones para los pudientes mientras corta beneficios para los pobres, ancianos y niños.


No es el único en su administración que combina moral evangélica con acciones de dudosa ética y practicas antidemocráticas. El Ministro de Justicia Josh Aschcroft, un fundamentalista cristiano que en su oficina de Washington reza por las mañanas, agregó otra capa de este tipo de fervor religioso en Febrero de 2002 cuando digo en la Convención Nacional de Broadcasters Religiosos en Nashville, Tennesse, que las libertades americanas tienen poco que ver con los hombres que escribieron la Constitución de los Estados Unidos desde que esas libertadas son hechas en el cielo. Argumentó que, " Somos una nación llamada a defender la libertad – una libertad que no está garantizada por ningún gobierno o documento sino es nuestra donación de Dios." [14]

Sin intención de ironizar, Ashcroft exhibió aún más su rígida moral Cristiana al tener la estatua "Spirit of Justice" ("Espíritu de Justicia ") con los senos cubiertos mientras al mismo tiempo ha violado los derechos constitucionales de miles de Musulmanes y Árabes que desde el 11 de septiembre de 2001 arrestó, escondió y a los cuales no ofreció recurso o acceso legal alguno a sus familias. Tal duro tratamiento arraigado en una noción maniquea del bien y mal absolutos representa más que un acto de justicia caprichosa, mina también "la presunción de inocencia, como los derechos constitucionales para el debido proceso, para asesoría, y para un juicio rápido y público", y legitimando tal tratamiento, "la administración Bush ha debilitado estas protecciones para todos, ciudadanos y foráneos del mismo modo. En el proceso, ha quitado lustre a la democracia Americana" [15]

Detrás de la retórica del compromiso religioso está la realidad de la Guerra permanente, la miseria impuesta al pobre, y los crecientes ataque a la noción de estado secular. Se presentan también la fuerza de la intolerancia y el fanatismo, el rechazo para reconocer la multiplicidad de las diferencias culturales, religiosas, políticas y lingüísticas – esos elementos vastos y diversos que constituyen la esfera democrática global en su mejor forma. Las insinuaciones de este fanatismo son visibles no sólo en la cultura del miedo y el fundamentalismo religioso que conforman el mundo de Bush y Ashcroft, sino también en aquellos que los sirven en lealtad incuestionable. Esto se volvió claro cuando la prensa nacional reveló que un oficial de alto rango del departamento de defensa llamó a la Guerra contra el terrorismo una batalla cristiana contra Satán.

El teniente general William Boykin, en su facultad de Diputado Bajo el Secretario de Defensa para la Inteligencia, parado frente a fotos de Osama bin Laden, Saddam Hussein, y Kim Jung II, le preguntó a los parroquianos de la Primer Iglesia Bautista de Broken Arrow, Oklahoma: "¿Por qué nos odian?...La respuesta para eso es que somos una nación de creyentes." Continuó, " Nuestro enemigo espiritual será sólo derrotado si vamos frente a ellos en el nombre de Jesús." [16] Para Boykin, la Guerra que se está luchando en Irak, Afganistán, y, tal vez eventualmente en casa contra los no creyentes, es una guerra santa. Apareció con la seriedad de muerte cuando clamó que otros países "han perdido su moral, sus valores, pero América es todavía una nación cristiana." [17]

Este lenguaje no es meramente el lenguaje declamatorio de un fanático; es sintomático de un esfuerzo profundo de intolerancia y autoritarismo que está emergiendo en el país. Pueden ser oídas las palabras del Reverendo Jerry Fallwell que clamó en las radios que el ataque terrorista del 9/11 era el resultado del juicio de Dios sobre la secularización de América. Dijo: " Creo que los paganos, los abortistas, y las feministas, y los gays y las lesbianas, la ACLU, y People for the American Way – todos los que han tratado de secularizar América – los señaló con el dedo en su cara y les digo, "Ustedes ayudaron a que esto pasara." [18] Se pudo escuchar en las diatribas del fundador de la Coalición Cristiana, Pat Robertson, que el Islam no es una religión pacífica, lo mismo que se oye en los reclamos de muchos otros fundamentalistas cristianos en América.

La emergencia de un gobierno fundamentalista religioso tiene su contraparte en un autoritarismo político que no sólo socava los más básicos principios de la fe religiosa sino también los principios democráticos de justicia social e igualdad. Por supuesto, este tipo de fundamentalismo religioso es apoyado por políticos y misioneros religiosos que corren a los grupos de oración bíblicos y las celdas de estudio que brotan por la Casa Blanca de Bush tiene poco que ver con una genuina religión o espiritualidad. Aquellos que creen que el creacionismo bíblico debe ser enseñado en las escuelas en vez de la evolución, o que los Estados Unidos "deben extender la voluntad de Dios a otros países, por la fuerza si es necesario" [19] no representan la tradición profética del Islam, la Cristiandad, o el Judaísmo. Esas tradiciones creen en un Dios que es dador y compasivo, que rechazan las políticas seculares que quiebran a los gobiernos en orden de beneficiar a los ricos, o que producen leyes que ponen en desventaja a los pobres e imponen mayor sufrimiento en los necesitados.

Es una tradición expuesta por el Reverendo James Forbes Jr., cabeza de la Iglesia de Riverside, Nueva York, y capturada en su afirmación de que "la pobreza en un arma de destrucción masiva" [20] Joseph Hough, cabeza del Seminario de la Unión Teológica, enfrente a muchos líderes religiosos dijo que, lo que le ocurre a la Cristiandad en la administración Bush es simplemente una forma de maquinación política disfrazada de religión, que crea una garra para el poder.

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